Para escribir necesito leer. No es el arte del plagio, la ínsipida imitación. Es el despertar de lo oculto, el renacer del faro que guía las neuronas que navegan por aguas infinitas. Es recordar dónde está el mundo, el mundo verdadero, el que no se corresponde con los mapas.
Para escribir necesito la lectura, y tras mirarte largo rato a los ojos, las palabras manan de la pluma. Será que tu silencio narra el devenir de los sentidos.
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