Soy enemigo del repetido consejo de afiliarme a la maldad. "!Sufrirás!", exclama el exiguo ejército que trata de protegerme. "Has de cambiar tu estrategia para alcanzar la victoria". Pero, ¿acaso merecerá la pena entonces la victoria? ¿Cómo hacer comprender a mis soldados que no anhelo llegar, sino un hermoso camino?
No merece la pena ganar el beso de la felicidad con mentiras. Si la felicidad rechaza mi compañía por tratar de ser bueno, protector, escudo de abrazos, quizá la felicidad no exista, o no sea tan hermosa como esperaba. O peor aun, quizá haya vivido en un engaño y no sea la felicidad el grial que buscaba.
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